Misión

La misión de la CND

Fomentar y difundir el arte de la danza y su repertorio en sentido amplio, a través de una compañía estable, abierta a todos los estilos, lenguajes coreográficos y a las artes del movimiento en general, tanto de creación española como internacional, facilitando el acercamiento de nuevos públicos e impulsando su proyección nacional e internacional en un marco de plena autonomía artística y de creación.

Todo ello bajo los principios de la calidad del servicio a la ciudadanía, la excelencia en el desempeño profesional, la participación de los grupos de interés, la vocación didáctica, el uso eficiente de los recursos y la preservación, difusión y transmisión del patrimonio intangible de la danza.

Su proyecto

Muriel Romero

El proyecto artístico y de gestión presentado por Muriel Romero propone ensanchar las fronteras de la Compañía, enriqueciéndola con su amplia experiencia como intérprete, creadora, gestora y pedagoga, aspirando a conectar “el mundo de las grandes compañías clásicas con el de producciones más independientes, la performance y las artes vivas; el de la academia con la experimentación y la vía institucional con la realidad del sector”.

Uno de los ejes de su programa es dotar a la CND de un carácter singular a través de un repertorio único, que permita ampliar los clásicos iconos dancísticos trabajando con otras artes (como la creación musical y literaria), de modo que se posibilite ensalzar el patrimonio cultural español al tiempo que se continúa desarrollando una personalidad propia para este centro de creación.

Durante los póximos cinco años (2024-2029), Romero aspira a desarrollar una Compañía que trabaje con múltiples estilos y lenguajes, pero con la excelencia como principio. Propone ampliar el repertorio con obras no representadas con anterioridad de coreógrafas y coreógrafos consolidados y emergentes, priorizando a creadoras nacionales o radicadas en nuestro país y a lenguajes artísticos que hasta ahora no han tenido espacio en la CND. También se recuperará anualmente una obra de repertorio del siglo XX no representada hasta ahora en España, siempre en consonancia con el elenco de la Compañía. Asimismo, tiene entre sus objetivos prioritarios fomentar la creación conjunta entre coreógrafos y compositores contemporáneos, así como con artistas de diferentes disciplinas tanto nacionales como extranjeros.

El proyecto artístico recoge una amplia red de colaboraciones con otras compañías, instituciones y espacios escénicos, para poder planificar un sistema de giras que permita llevar la calidad artística y versatilidad de la CND por toda España –prestando especial atención a los entornos rurales– y más allá de nuestras fronteras.

En su defensa de una visión feminista, inclusiva y diversa para la CND, el proyecto busca, además, reforzar el compromiso y la vocación de diálogo entre los integrantes de la Compañía, a quienes ofrecerá nuevas oportunidades a través del programa anual Creadores de la CND –enfocado a bailarines con inquietudes coreográficas– y prestará especial atención a su transición profesional, proponiendo la creación de comités específicos para evaluar adecuadamente esta importante etapa en sus trayectorias.

Se dará continuidad, asimismo, a programas como Residencias de la CND y al trabajo de accesibilidad que se ha ido realizando en los últimos años, profundizando en la diversidad de públicos y la presencia de colectivos con menos oportunidades de acceso a prácticas artísticas. En el ámbito de la educación, se fomentará la colaboración con los conservatorios de danza superiores y se impulsarán otras actividades transversales como talleres, clases magistrales, conferencias y funciones pedagógicas.

Consulta aquí el PLAN DIRECTOR de Muriel Romero para la Compañía Nacional de Danza.

Breve historia de la Compañía

Historia de la CND

La Compañía Nacional de Danza fue fundada en 1979 con el nombre de Ballet Clásico Nacional (a partir de 1981, Ballet Nacional Clásico), con el bailarín y maestro Víctor Ullate como primer director, que implementó en la nueva compañía el estilo del Ballet del Siglo XX de Maurice Bejart, del que había sido bailarín.

En febrero de 1983 la maestra María de Ávila se hizo cargo de la dirección de los Ballets Nacionales Español y Clásico, abriendo las puertas a coreografías de George Balanchine y Antony Tudor. También encargó coreografías a Ray Barra, bailarín y coreógrafo norteamericano residente en España, a quien ofreció posteriormente el cargo de director estable, puesto que ocupó de 1984 a 1990. Tras la partida de María de Ávila en agosto de 1986, Ray Barra ocupó el cargo de director artístico hasta diciembre de 1987,  cuando la bailarina rusa Maya Plisétskaya fue nombrada directora artística del denominado en ese momento Ballet del Teatro Lírico Nacional. Bajo su dirección- y hasta 1990- la compañía incorporó repertorio clásico.

En junio de 1990, Nacho Duato asumió la dirección artística del Ballet Lírico Nacional que, a finales de 1992, pasó a llamarse Compañía Nacional de Danza. Duato ejerció su cargo durante veinte años -hasta julio de 2010- periodo que supuso un cambio profundo en la formación, al dedicar el repertorio de la compañía a coreografías propias junto a otras de coreógrafos internacionales contemporáneos de contrastada calidad. Desde agosto de 2010, Hervé Palito sucede a Duato como director artístico durante un año.

De septiembre de 2011 a septiembre de 2019 es José Carlos Martínez quien ejerce la dirección artística de la CND, ocho años en los cuales incorpora al repertorio de la compañía obras clásicas, a la vez que mantiene otras de corte más contemporáneo, además de iniciar un programa educativo e inclusivo.

Tras él, Joaquín De Luz es director artístico de la compañía desde septiembre de 2019 hasta agosto de 2024, cinco años en los que trabajó para lograr una compañía versátil conformada por bailarines capaces de afrontar diversos estilos y registros coreográficos.

En junio de 2024 el INAEM, organismo dependiente del Ministerio de Cultura, anuncia el nombramiento de Muriel Romero como nueva directora de la formación. Bajo su dirección, Romero continúa potenciando la versatilidad de la compañía y -con la excelencia como principio- incorpora un trabajo transdisciplinar, las nuevas tecnologías y una visión feminista, inclusiva y diversa.